Hace unos meses publiqué una reseña sobre la novela “La
saga de los longevos. La vieja familia”, de Eva García Sáenz. La reseña
terminaba de la siguiente manera: “Yo, por mi parte, me declaro fan
incondicional de Eva García Sáenz, así que corro a hacerme con Pasaje a Tahití
y la segunda parte de la saga, Los hijos de Adán”.
Como lo prometido es deuda, de momento ya he terminado
de leer Pasaje a Tahití, y tras hacerlo me reafirmo en lo dicho. Fan, fan, fan.
Me encanta.
La saga y Pasaje son dos novelas muy diferentes que
tienen un montón de aspectos comunes. ¿El sello de la autora? Tal vez, iremos
viendo a medida que sigamos leyendo. Si es así, es un gran sello: soberbia construcción
de los personajes y de sus interrelaciones, tramas complejas pero en absoluto
difíciles, coherentes, elegantes y bien tejidas, en las que se agradece el
esfuerzo de documentación, que las dota de una riqueza y un plus de interés
para aquellos lectores curiosos que gustan, como es mi caso, de aprender cosas
nuevas (apuesto a que en google han aumentado no poco las consultas sobre la
prehistoria, las perlas, los mares del sur, Gauguin…) y finales brillantes, a
la altura del resto del texto.
Cuando una novela de casi quinientas páginas se te
acaba en un visto y no visto es que te ha gustado, que la has leído fácil, que
te ha cautivado.
Nunca me han gustado demasiado las perlas, pero ahora
las aprecio más. He disfrutado mucho leyendo Paisaje a Tahití. Una novela magnífica,
magníficamente escrita.
Siguiente parada: la segunda parte de La saga de los longevos. Los hijos
de Adán.
Sinopsis:
1890. Bastian y Hugo Fortuny parten a Tahití en busca
de una oportunidad después de perder su trabajo como sopladores de vidrio en su
Mallorca natal. Durante la travesía conocen a Laia Kane, la hija de un cónsul
inglés corrupto en Menorca al que han desterrado a la isla de la Polinesia.
Este encuentro marcará la vida de los hermanos Fortuny y de Laia para siempre.
1930. Denis Fortuny, el heredero del imperio de las
perlas de lujo en Manacor, decide viajar a Tahití para averiguar el misterio
que se oculta tras sus primeros años de vida.
Una historia épica de amor, superación, lazos
familiares y secretos con el telón de fondo del Tahití colonial y el fascinante
origen de las perlas cultivadas.
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