domingo, 20 de diciembre de 2015

Digo Ciencias Naturales, digo Paula Hertzog

Decía en mi último artículo del blog que como no entiendo ni papa de cine, más allá de saber si me ha gustado o no una película después de haberla visto, no suelo escribir, ni opinar, sobre el séptimo arte. Hace una semana escasa que escribí esto, así que mis conocimientos siguen siendo igual de escasos.

Sin embargo, vuelvo a escribir de cine. Ayer, mientras medio planeta estaba pendiente del reciente estreno de la “película del milenio”, enésima entrega de La guerra de las galaxias, supermegaproducción donde las haya, yo estaba viendo una película argentina que había caído en mis manos por pura casualidad, y es que por estas “longitudes” el cine argentino no se prodiga demasiado, salvo que sea alguna peli que venga con la tarjeta de presentación de alguna celebridad conocida por aquí, como el gran Ricardo Darín.

La película: Ciencias naturales; el director: Matías Lucchesi; las protagonistas: Paula Hertzog y Paola Barrientos.

Una película breve (apenas dura 100 minutos), lenta e intimista... Me gustaría poder seguir con este párrafo y hacer una crítica sesuda e inteligente sobre la peli pero, como ya he dicho, no entiendo del tema, así que me abstendré, por el bien de todos.

No me he podido resistir a hacer un comentario sobre Ciencias naturales, porque en ella hay algo sensacional. Sin desmerecer la más que notable interpretación de Paola Barrientos, la actuación de la jovencísima Paula Hertzog se sale de la pantalla.

Una mujercita enorme para ser tan joven, a la que le sobran el guión y los espectaculares y desolados paisajes en los que transcurre la trama, porque con una mirada a la cámara es capaz de cautivar al espectador más exigente.

El cine está de enhorabuena: tiene a Paula Hertzog para rato.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Tres mujeres en los Goya

Como no entiendo ni papa de cine, más allá de saber si me ha gustado o no una película después de haberla visto, no suelo escribir, ni opinar, sobre cine. En realidad tampoco sé demasiado de literatura y le echo morro de vez en cuando opinando sobre libros, pero eso es otra historia…

Hoy voy a comentar las candidaturas a los Goya, pero no todas, porque, como ya he dicho, no sé de cine. Me voy a referir a dos que me han hecho una ilusión particular: dos candidaturas que se traducen en tres mujeres.

Así que voy con ellas, una tras otra, en un orden que nada quiere decir:

Leticia Dolera, nominada a la mejor dirección novel por Requisitos para ser una persona normal. Una peli peculiar, escrita, dirigida y protagonizada por Leticia. No sé qué es lo que tiene Leticia, pero tiene algo muy especial que me encanta.

No sé lo que tiene Leticia y no sé lo que tiene su peli. Mejor dicho, puede que sí lo sepa pero no lo sé explicar. Para que me entendáis, o para que me desentendáis, Leticia es una chica de colores, y de colores es también su peli. Original, divertida, hermosa, inteligente…, ¿hablo de Leticia o hablo de su peli? Hablo de las dos.

Irene Escolar, nominada a mejor actriz revelación por Un otoño sin Berlín. En los tiempos que corren, con tanta oferta de series y películas, no es fácil para un desmemoriado como yo, fracaso total como fisonomista, retener los rostros y los nombres de tantos y tantas actores y actrices que pululan por esos mundos. Sin embargo, de vez en cuando, viendo una peli o una serie, me fijo en alguien que, por lo que sea, llama mi atención y me informo.

Eso es lo que me pasó con Irene Escolar viendo, si no recuerdo mal, Los girasoles ciegos. Ese rostro sereno, esos ojos profundos y esa voz cálida. Me encanta. No hace falta que comente su trayectoria, ya de sobra conocida y reconocida, que hoy ha tenido un bonito adorno con esta nominación.

Lara Izagirre, que no está nominada pero que es la directora de Un otoño sin Berlín. ¿Qué por qué la incluyo en este comentario si no está nominada? Pues porque me da la gana, y porque me parece una tía estupenda que, estoy más que seguro, nos va seguir dando muchas alegrías cinematográficas que continúen lo iniciado con este precioso regalo que nos ha brindado con su primer largometraje. Tuve la suerte de tomar un café con Lara hace algún tiempo, cuando aún no había empezado a rodar Un otoño sin Berlín pero ya era una talentosa directora de cortos. Uno de sus cortos, Kea, fue precisamente el responsable de que nuestras vidas confluyeran por un instante. Su humo y mi suelo, y es que, a veces, hasta la contaminación tiene su lado bueno.


Leticia, Irene y Lara: mi más sincera enhorabuena y admiración. No os deseo suerte porque sé que no la vais a necesitar.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Reseña: El hombre de la máscara de espejos, de Vicente Garrido y Nieves Abarca

Estaba yo ojeando más que hojeando en una librería y me llamó la atención la portada de El hombre de la máscara de espejos. Me sonaba esa portada, ya que sigo desde hace un tiempo a Nieves Abarca en Facebook. Además conozco a Vicente Garrido de verlo en la tele hablando de criminología. Ambos me parecen gente interesante, así que, ¿por qué no leerlos?

Buen, debo reconocer que de entrada me encontré con un par de argumentos en contra:

1.     La novela es un tocho de quinientas y pico páginas. Yo siempre he sido de tochos, pero últimamente tengo muy poco tiempo para leer, muchísimo menos del que quisiera, así que procuro huir de libros gruesos.

2.     Al inicio del libro, al estilo de las viejas novelas de Agatha Christie, se incluye una presentación de los personajes…,  ¡nada menos que cincuenta y dos!, y para uno, que es de memoria frágil al punto de ser apenas capaz de retener un par de nombres cuando lee un libro, la empresa se presentaba inalcanzable.

También encontré algún factor favorable, principalmente el interés que a priori me suscitaban los autores, gente más que entendida en el tema del que escribe…, aunque también es verdad que en tales casos a veces se corre el riesgo de encontrarse, más que con una historia, con un tratado, un curso o un máster, y eso no siempre es bueno para cautivar al lector (de todas formas dicen que Moby Dyck es de esas, y yo he sido capaz de repetir).

Empezaré diciendo que esta novela ha cambiado un poquito mi vida, y eso antes de empezar a leerla. La cosa viene por la foto de los autores que ilustra la trasera de la novela. Por culpa de esa foto me he abierto una cuenta en twitter, algo que nunca se me había pasado por la cabeza…, pero esa es otra historia, de relojes, que ahora no viene al caso.

Me estoy enrollando un poquito y no arranco a hablar de El hombre de la máscara de espejos. Un viaje en avión a Barcelona me permitió disponer de tiempo suficiente como para ponerme a ello y sumergirme con decisión en la trama.

Avanzando en la lectura pude ir descartando mis prejuicios iniciales: la novela engancha con facilidad, así que el tocho se hace ligero; la estructura de la trama y el buen encaje de los personajes en ella ayudan a seguirles la pista incluso al más desmemoriado, como un servidor; y no, no me he encontrado con ningún tratado, curso ni máster en criminología, sino con una novela interesante, muy bien documentada, que destila, de manera natural y si artefactos, el conocimiento de los autores del mundillo  policial y de la psicología criminal.

La historia sucede en unos ambientes tan cotidianos que a uno se le ponen los pelos de punta ante un relato que contiene pasajes realmente duros y descarnados, y es que los malos malísimos se dedican al negocio de las películas snuff, y eso no se puede pintar de color de rosa. Es muy negro.

Total, que se me ha hecho corta. Una novela estupenda que se lee con avidez y con gusto, altamente recomendable. Por cierto, que se trata de la tercera novela protagonizada por la inspectora Valentina Negro, así que me tendré que poner al día con las anteriores.

Sinopsis

La inspectora Valentina Negro lucha por superar los traumáticos recuerdos de su último caso, cuando estuvo cerca de perder la vida a manos de un asesino en serie. Pero la maldad no da tregua: pronto se ve envuelta en una nueva y escalofriante cadena de muertes. La ayuda del criminólogo Javier Sanjuán será clave para desentrañar una compleja trama relacionada con la desaparición de varias chicas y el rodaje de unas terroríficas películas snuff que recuerdan extrañamente al cine expresionista de Fritz Lang.

El dolor, la belleza y la locura se dan la mano en las páginas de esta adictiva novela negra, que es al mismo tiempo un excelente retrato de la mente del psicópata firmado por dos expertos criminólogos. Las páginas de El hombre de la máscara de espejos son una invitación a asomarse al abismo a través de una historia trepidante que engancha y estremece desde la primera página.

Vicente Garrido

Vicente Garrido Genovés es profesor titular de la Universidad de Valencia. Su importante obra científica se ha dado a conocer al gran público a través de sus ensayos de divulgación científica, entre los que destacan El psicópata, Cara a cara con el psicópata  y Amores que matan.

Sus estudios sobre la personalidad delictiva y sus programas de tratamiento con criminales han hecho de él un profundo conocedor de la mente violenta. Garrido fue el primer criminólogo español que colaboró en la captura de un asesino en serie a través de la realización del perfil criminológico del sospechoso.

Ha impartido numerosos seminarios especializados a los cuerpos y fuerzas de seguridad en España y América, así como a jueces y fiscales. El Ministerio de Justicia le concedió la Cruz de San Raimundo de Peñafort.

Nieves Abarca

Nieves Abarca, estudió Historia del Arte en la Universidad de Santiago de Compostela y obtuvo un máster en Periodismo por la UOC. Ha realizado estudios de anatomía patológica y medicina legal, y es especialista en perfiles criminales.

Ha sido directora de una revista de divulgación cultural, además de colaborar en varias publicaciones y programas de radio de A Coruña y Ponferrada. Es funcionaria de carrera y durante trece años estuvo destinada en un cuartel de la policía.


Junto a Vicente Garrido ha publicado las novelas Crímenes Exquisitos y Martyrium, que han tenido excelentes críticas y gran éxito entre los lectores.