Fuiste grande en todo: gran hijo, gran esposo y padre, gran hermano y amigo, gran profesional, gran persona. Te has ido pronto. Demasiado pronto. Y ahora es cuando tendríamos que gritarle a la vida lo injusta que es y preguntarle por qué se lleva siempre a los mejores… No lo haremos, porque la vida no es justa ni injusta. La vida es vida y su final siempre es el mismo. Te has ido pronto pero, ¡cuántos han tenido una vida mucho más larga sin haber vivido ni la mitad que tú!
Nos dejaste escrito: “Aprovecha cada rayo de sol, cada beso, cada sonrisa, cada palmada en la espalda. Si sabes apreciarlos habrás encontrado el camino de la felicidad. Si los ignoras bordearás el precipicio de lo insulso. De ti depende. Coge tus cosas”.
Amaste la vida, la disfrutaste, la apuraste hasta la última gota, y hora que ya no estás, nos queda tu recuerdo, y sobre todo nos queda tu ejemplo de vida. Difícil de seguir. Hermoso.
Hasta siempre, “Jitos”.
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