Decía en mi último artículo del blog que como no entiendo ni
papa de cine, más allá de saber si me ha gustado o no una película después de
haberla visto, no suelo escribir, ni opinar, sobre el séptimo arte. Hace una semana
escasa que escribí esto, así que mis conocimientos siguen siendo igual de
escasos.
Sin embargo, vuelvo a escribir de cine. Ayer, mientras medio
planeta estaba pendiente del reciente estreno de la “película del milenio”,
enésima entrega de La guerra de las galaxias, supermegaproducción donde las
haya, yo estaba viendo una película argentina que había caído en mis manos por
pura casualidad, y es que por estas “longitudes” el cine argentino no se
prodiga demasiado, salvo que sea alguna peli que venga con la tarjeta de presentación de alguna celebridad conocida por aquí, como el
gran Ricardo Darín.
La película: Ciencias naturales; el director: Matías
Lucchesi; las protagonistas: Paula Hertzog y Paola Barrientos.
Una película breve (apenas dura 100 minutos), lenta e
intimista... Me gustaría poder seguir con este párrafo y hacer una crítica
sesuda e inteligente sobre la peli pero, como ya he dicho, no entiendo del tema,
así que me abstendré, por el bien de todos.
No me he podido resistir a hacer un comentario sobre
Ciencias naturales, porque en ella hay algo sensacional. Sin desmerecer la más
que notable interpretación de Paola Barrientos, la actuación de la jovencísima Paula Hertzog se sale de la pantalla.
Una mujercita enorme para ser tan joven, a la que le sobran el
guión y los espectaculares y desolados paisajes en los que transcurre la trama,
porque con una mirada a la cámara es capaz de cautivar al espectador más
exigente.
El cine está de enhorabuena: tiene a Paula Hertzog para
rato.
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