El universo ya puede respirar tranquilo y aliviado. El Sireno de Getxo ha vuelto al lugar del que nunca debieron arrancarlo unas personas despiadadas y sin la menor sensibilidad hacia el proceso artístico. Me gustaría que a esas personas alguien les informase sobre el laborioso y duro proceso a través del cual una obra de esas características llega a poder ser disfrutada por el gran público. Como humilde aportación, aquí dejo un boceto del susodicho proceso:1. Una persona con más morro que creatividad fabrica un "loquesea"
2. Un gurú del arte, por los motivos que sea (sería largo entrar al detalle de este particular) alaba el "loquesea" e incluso le inventa un significado profundo y a veces hasta filosófico. Conclusión: el artista es un genio.
3. Una masa de atontados, temerosos de parecer atontados frente los supuestos intelectuales que se rinden ante la obra, alabamos el "loquesea" e incluso añadimos alguna aportación del tipo: "es impresionante cómo el artista ha sabido reflejar la inmanencia de lo inmaterial".
4. Entonces es cuando un fondo de inversiones japonés o, peor, un gestor de dineros públicos, paga una millonada por adquirir la obra.
5. Culmina el proceso. Los atontados nos quedamos encantados pudiendo disfrutar del "loquesea", mientras el perpetrador del mismo se parte de risa a nuestra costa y los gurús ganan notoriedad en los medios.
Y como colofón la supuesta cultura que, encima de tomarnos el pelo, pretende inculturizarnos. Vale que ya no sabemos de literatura, ni de historia, ni de mitología clásica..., pero ya que nos hemos molestado en fabricar este "loquesea", seamos un poco más estrictos a la hora de ponerle nombre. Hasta hoy, que yo sepa, todas las sirenas que se han avistado tenían largas melenas y pechos exuberantes, cubiertos o no por esas siempre molestas conchas. ¿Toooooooodasssssss hembras?. Si, aunque también existen tipos barbudos y musculosos con cola de pez. Lo que pasa es que, según tengo entendido, no se llaman sirenos, sino TRITONES.
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